En los libros de los records está grabado el nombre de el único Campeón del Mundo a Título Póstumo. Pero antes de morir, Jochen Rindt, había escrito su nombre en la historia de este deporte con letras de oro. Su apetito voraz por las carreras era patente en un estilo de conducción temerario, que resultaba a la vez emocionante y peligroso incluso a símple vista. Pocos han sido capaces de lanzarse al asfalto con tal valor. Pero Rindt distaba mucho de ser un personaje accesible para los seguidores, era ferozmente independiente, decidido y resuelto.
Karl Jochen Rindt, nacido el 18 de abril de 1942, en Mainz, Alemania, se quedó huérfano siendo un bebé, cuando sus padres perdieron la vida en un bombardeo. Sus abuelos maternos lo adoptaron y le llevaron a Graz, Austria. Creció alimentado su pasión por la competición y la velocidad, aunque ya desde muy pequeño resultaba temerario en sus actividades. Dos veces se rompió las extremidades en las carreras de esquí escolar, y cuando pasó a los deportes motorizados, primero en ciclomotores y, a continuación, en motos, o se estrellaba o ganaba, no tenía término medio. En la vía pública conducía como un loco y a menudo se metían en problemas con la policía. Su rebelde forma de ser le llevó a ser expulsado de varias escuelas privadas y sus cautelosos abuelos (su abuelo fue un destacado abogado) se desesperaban por su futuro.
Siempre mostró poseer una personalidad agresiva y extravagante para su época. Utilizaba trozos de cuerda en lugar de cordones para atar sus viejos zapatos. Su plana la nariz de boxeador (con la que ya nació así) y su abrupta forma de hablar le hicieron parecer intimidante. A buen seguro que fué su arrogancia y ambición, lo que le llevó a tomar la decisión en su adolescencia que quería llegar a lo más alto del automovilismo.
Su héroe fue el conde Wolfgang von Trips, el aristocrático conductor alemán cuya muerte en Monza, en 1961, no frenó el entusiasmo de Rindt. Comenzó las carreras de Turismos para pasar después a los monoplazas, pero estrellaba su coche con alarmante frecuencia, y varias veces hasta terminó en el hospital. Sin embargo, esos reveses sólo fortalecieron su voluntad de triunfar. En 1964 se fue a Inglaterra y se compró un Brabham de Fórmula Dos por 4000 libras en efectivo. En su segunda carrera de F2, en el Crystal Palace, la prensa británica informó de que "un desconocido asutríaco ha golpeado al famoso Graham Hill". Y su contemporáneo colega, Graham Hill señaló el espectacular estilo que se convertiría en la marca de Rindt: "SU coche fue hacia todos los lados durante toda la carreara. Trazó las curvas en ángulos increibles y siempre parecía que se iba a ir fuera de la pista.
Sin embargo, el estrambótico pilotaje de Rindt se convirtió en el hombre a batir en la intensamente reñida serie F2. En 1965 firmó un contrato de tres años para pasar a la Fórmula 1 de la mano de Cooper, cuyos coches no eran demasiado competitivos. Pero Ferrari se fijó también en él, y Rindt, asociado con la American Masten Gregory, condujo un Ferrari 250LM a la victoria en las 24 horas de Le Mans en 1965.
Si bien permaneció dos temporadas más en los Coopers y otro más en los poco fiables Brabham, Rindt azotó sin piedad su maquinaria. A menudo parecía totalmente fuera de control y Jochen reconoció que las apariencias no engañan. El audaz austríaco, que ejemplifica perfectamente la percepción popular de lo que un piloto de carreras debe ser, se convirtió en el favorito de los aficionados y de los fotógrafos, protagonizando algunas de las mejores fotos de acción en la historia de Fórmula 1. Fuera de la pista el recurso pictórico de "La Bella y la Bestia" tomo dimensiones reales cuando en 1967 Jochen Rindt se casó con Nina Lincoln, una glamurosa modelo finlandesa.
Para 1969, el fundador del equipo Lotus, Colin Chapman, firmó con Rindt para ser compañero del vigente Campeón del Mundo Graham Hill. El recién llegado rápidamente se puso al nivel de su ilustre compañero, pero el Lotus 49 fue tan frágil como rápido. Jochen fue el líder del Gran Premio de España en Montjuich Park cuando su coche que presentaba un alto alerón trasero se soltó, llendo a parar los restos directamente al Lotus de Hill, que se estrelló. Hill y Jochen resultaron ilesos pero éste último sufrió una contusión con fractura de la mandíbula y se convirtió en un crítico de los coches de Chapman, llamándolos inseguros, y poco fiable. Sin embargo, estas opiniones cambiaron tras su primera victoria en la Fórmula 1, en el Gran Premio de Estados Unidos en Watkins Glen en 1969.
Su primera victoria de 1970 en Mónaco, fué la más grande de su corta carrera , en el obsoleto Lotus 49, el nuevo modelo aún no estaba terminado. Después de caer en la quinta posición durante gran parte de la carrera, la retirada de los otros pilotos hizo que Rindt alcanzase la segunda posición, a 15 segundos de Jack Brabham que pilotaba uno de sus propios coches. Rindt empezó a apretar el ritmo para ir a la caza de Brabham en un emocionante final, incluso aterrador, a pesar de que todos sucumbieron a la magia, incluido el propio Brabham. Más y más rápido iba Rindt, marcando incluso el récord de vuelta. Para el veterano Brabham, la visión del Lotus por sus retrovisores, que recortaba cada vez más la distancia hizo que se distrajera y en la última curva de la última vuelta se estrelló contra las barreras.
Jochen lloró lágrimas de alegría, al igual que el Príncipe Rainiero y la princesa Grace le hizo entrega del trofeo de ganador. En las semanas siguientes lloró por la muerte de dos de sus amigos más íntimos, Bruce McLaren y Piers Courage. Y comenzó a considerar la posibilidad de retirarse por motivos familiares, pues Nina había dado a luz a su hija, Natasha. Sin embargo, condujo como nunca y ganó cuatro carreras más en esa misma temporada de 1970, incluido el Gran Premio holandés de Courage, y también los franceses, británicos y alemanes.
Luego vino el nefasto día del 5 de septiembre de 1970, cuando el Lotus de Jochen Rindt, inexplicablemente, se estrelló contra las vallas de protección en Monza haciendo perder la vida del piloto, durante las prácticas para el Gran Premio de Italia. Uno de los primeros en llegar al lugar del accidente fue su buen amigo y director comercial Bernie Ecclestone, momento del que guarda dos tristes recuerdos: una maltrecho casco y un zapato que había sido despedido a cierta distancia de la zona del accidente.
El fatal accidente ocurrió cerca de donde su héroe de juventud Wolfgang von Trips perdió la vida en 1961. En ese momento el alemán era el líder del campeonato, como sucediera con Von Trips. Pero mientras von Trips fue más tarde adelantado por su compañero de equipo de Ferrari, Phil Hill, incluso después de su muerte, nadie fue capaz de privar de Jochen Rindt, del campeonato del mundo que sin duda merecía.
Karl Jochen Rindt (Mainz, Alemania, 18 de abril de 1942) es el único campeón de la Fórmula 1 a título póstumo.
Inicios
A pesar de nacer en Alemania, la muerte de sus padres bajo las bombas aliadas le obliga a irse a Graz, donde se criaría con sus abuelos, y por ello compitió bajo bandera austriaca el resto de su vida. Su pasión por el motor comenzó muy pronto, y desde los diez años participó en diversas carreras, aunque en principio, como otros muchos grandes de la Fórmula 1 se dedicó al mundo de las dos ruedas.
Fórmulas de promoción
En 1964 se translada a Inglaterra, donde adquiere un monoplaza Brabham de Fórmula 2. A bordo de su nuevo auto consigue impresionar a todos al conseguir dos grandes resultados en sendas carreras de Reino Unido, un segundo puesto en Mallory Park y una victoria en Londres. Rindt y Brabham mantendrían un dominio absoluto en esta categoría en 1965, ya que por aquella época, los mejores pilotos de Fórmula 1 competían en F1 y F2. Su debut en la categoría reina se produjo en el equipo Rob Walker Racing Team, con chasis Brabham y motor BRM, en el Gran Premio de Austria de 1964, siendo esa su única aparición en la temporada de ese año. En 1965 se proclamó, junto con Masten Gregory, campeón de las 24 horas de Le Mans, y participó en las 500 millas de Indianapolis, aunque en la prueba americana sufrió un accidente en el que su coche acabó envuelto en llamas.
Años difíciles
Una de las cosas que más se achacan a Rindt es que nunca supo escoger el coche con el que correría, y bien la mala fortuna o su desatino a la hora de elegir equipo, hizo que, a pesar de demostrar que su pilotaje era ampliamente superior a las capacidades de su vehículo, los resultados tardaran en llegar. En su primera temporada con Cooper, con un coche muy inferior al resto, Rindt logró un cuarto puesto en Alemania y un sexto en EE.UU. Su relación con la escudería británica perduraría hasta 1967, cuando decidió volver a las raíces y fichó por el equipo Brabham, pero los viejos motores Repco 3.0 V8 ya no eran tan competitivos como en años atrás.
Llega a Lotus
A finalizar la temporada, Rindt tenía la firme decisión de abandonar el equipo. Bernie Ecclestone, por aquel entonces manager de Brabham en la F2 y buen amigo suyo, le aconsejó que si quería ganar títulos fichara por Lotus, pero que si quería permanecer vivo se quedara en Brabham. El valiente austriaco eligió la gloria, claro que a buen seguro no imaginaba que las palabras de Bernie iban tan bien encaminadas. También es cierto que Jack Brabham no podía permitirse ofrecerle el mismo sueldo que había pactado con Colin Chapman, director de Lotus. Así pues, Rindt se encontraba por fin en un equipo ganador, y en su primer año llegó la tan ansiada primera victoria en un GP, el de Estados Unidos. En la misma carrera, su compañero de equipo Graham Hill sufrió un terrible accidente en el que se rompió las dos piernas. Rind pasaba a ser entonces el primer piloto del equipo.
1970 trajo las primeras disputas entre Rindt y Chapman sobre el monoplaza a utilizar. Finalmente se impuso el criterio del piloto y se mantuvo el coche del año anterior en las primeras carreras, con el que consiguió una espectacular victoria en el Gran Premio de Mónaco. Dos carreras después entraría en escena el que para muchos es el mejor coche de Fórmula 1 de la historia, el Lotus 72C. El nuevo bólido no defraudó y Rindt consiguió cuatro victorias consecutivas, en Holanda, Francia, Gran Bretaña y Alemania. Tras los malos resultados cosechados en Austria en la siguiente carrera, Rindt quería volver al Lotus 49C, pero ante el ultimátum de Chapman finalmente continuó con el 72C para el GP de Italia. En la jornada de prácticas del GP, Rindt sufrió un duro accidente cuando se acercaba a la Parabólica. El austriaco murió al instante. Era el segundo piloto que fallecía en Lotus cuando ocupaba el lugar de líder de equipo tras el fallecimiento de Jim Clark en 1968. Los resultados en Monza daban la posibilidad a seis pilotos de alzarse con la victoria final en el campeonato, pero el triunfo de Jackie Ikcx en Canadá hacía que sólo el belga pudiera quitarle el título al Rindt. Ickx tenía que ganar las dos carreras restantes, pero sólo lo consiguió en una de ellas, por lo que el título sería por primera vez para un piloto ya fallecido.
Karl Jochen Rindt, nacido el 18 de abril de 1942, en Mainz, Alemania, se quedó huérfano siendo un bebé, cuando sus padres perdieron la vida en un bombardeo. Sus abuelos maternos lo adoptaron y le llevaron a Graz, Austria. Creció alimentado su pasión por la competición y la velocidad, aunque ya desde muy pequeño resultaba temerario en sus actividades. Dos veces se rompió las extremidades en las carreras de esquí escolar, y cuando pasó a los deportes motorizados, primero en ciclomotores y, a continuación, en motos, o se estrellaba o ganaba, no tenía término medio. En la vía pública conducía como un loco y a menudo se metían en problemas con la policía. Su rebelde forma de ser le llevó a ser expulsado de varias escuelas privadas y sus cautelosos abuelos (su abuelo fue un destacado abogado) se desesperaban por su futuro.
Siempre mostró poseer una personalidad agresiva y extravagante para su época. Utilizaba trozos de cuerda en lugar de cordones para atar sus viejos zapatos. Su plana la nariz de boxeador (con la que ya nació así) y su abrupta forma de hablar le hicieron parecer intimidante. A buen seguro que fué su arrogancia y ambición, lo que le llevó a tomar la decisión en su adolescencia que quería llegar a lo más alto del automovilismo.
Su héroe fue el conde Wolfgang von Trips, el aristocrático conductor alemán cuya muerte en Monza, en 1961, no frenó el entusiasmo de Rindt. Comenzó las carreras de Turismos para pasar después a los monoplazas, pero estrellaba su coche con alarmante frecuencia, y varias veces hasta terminó en el hospital. Sin embargo, esos reveses sólo fortalecieron su voluntad de triunfar. En 1964 se fue a Inglaterra y se compró un Brabham de Fórmula Dos por 4000 libras en efectivo. En su segunda carrera de F2, en el Crystal Palace, la prensa británica informó de que "un desconocido asutríaco ha golpeado al famoso Graham Hill". Y su contemporáneo colega, Graham Hill señaló el espectacular estilo que se convertiría en la marca de Rindt: "SU coche fue hacia todos los lados durante toda la carreara. Trazó las curvas en ángulos increibles y siempre parecía que se iba a ir fuera de la pista.
Sin embargo, el estrambótico pilotaje de Rindt se convirtió en el hombre a batir en la intensamente reñida serie F2. En 1965 firmó un contrato de tres años para pasar a la Fórmula 1 de la mano de Cooper, cuyos coches no eran demasiado competitivos. Pero Ferrari se fijó también en él, y Rindt, asociado con la American Masten Gregory, condujo un Ferrari 250LM a la victoria en las 24 horas de Le Mans en 1965.
Si bien permaneció dos temporadas más en los Coopers y otro más en los poco fiables Brabham, Rindt azotó sin piedad su maquinaria. A menudo parecía totalmente fuera de control y Jochen reconoció que las apariencias no engañan. El audaz austríaco, que ejemplifica perfectamente la percepción popular de lo que un piloto de carreras debe ser, se convirtió en el favorito de los aficionados y de los fotógrafos, protagonizando algunas de las mejores fotos de acción en la historia de Fórmula 1. Fuera de la pista el recurso pictórico de "La Bella y la Bestia" tomo dimensiones reales cuando en 1967 Jochen Rindt se casó con Nina Lincoln, una glamurosa modelo finlandesa.
Para 1969, el fundador del equipo Lotus, Colin Chapman, firmó con Rindt para ser compañero del vigente Campeón del Mundo Graham Hill. El recién llegado rápidamente se puso al nivel de su ilustre compañero, pero el Lotus 49 fue tan frágil como rápido. Jochen fue el líder del Gran Premio de España en Montjuich Park cuando su coche que presentaba un alto alerón trasero se soltó, llendo a parar los restos directamente al Lotus de Hill, que se estrelló. Hill y Jochen resultaron ilesos pero éste último sufrió una contusión con fractura de la mandíbula y se convirtió en un crítico de los coches de Chapman, llamándolos inseguros, y poco fiable. Sin embargo, estas opiniones cambiaron tras su primera victoria en la Fórmula 1, en el Gran Premio de Estados Unidos en Watkins Glen en 1969.
Su primera victoria de 1970 en Mónaco, fué la más grande de su corta carrera , en el obsoleto Lotus 49, el nuevo modelo aún no estaba terminado. Después de caer en la quinta posición durante gran parte de la carrera, la retirada de los otros pilotos hizo que Rindt alcanzase la segunda posición, a 15 segundos de Jack Brabham que pilotaba uno de sus propios coches. Rindt empezó a apretar el ritmo para ir a la caza de Brabham en un emocionante final, incluso aterrador, a pesar de que todos sucumbieron a la magia, incluido el propio Brabham. Más y más rápido iba Rindt, marcando incluso el récord de vuelta. Para el veterano Brabham, la visión del Lotus por sus retrovisores, que recortaba cada vez más la distancia hizo que se distrajera y en la última curva de la última vuelta se estrelló contra las barreras.
Jochen lloró lágrimas de alegría, al igual que el Príncipe Rainiero y la princesa Grace le hizo entrega del trofeo de ganador. En las semanas siguientes lloró por la muerte de dos de sus amigos más íntimos, Bruce McLaren y Piers Courage. Y comenzó a considerar la posibilidad de retirarse por motivos familiares, pues Nina había dado a luz a su hija, Natasha. Sin embargo, condujo como nunca y ganó cuatro carreras más en esa misma temporada de 1970, incluido el Gran Premio holandés de Courage, y también los franceses, británicos y alemanes.
Luego vino el nefasto día del 5 de septiembre de 1970, cuando el Lotus de Jochen Rindt, inexplicablemente, se estrelló contra las vallas de protección en Monza haciendo perder la vida del piloto, durante las prácticas para el Gran Premio de Italia. Uno de los primeros en llegar al lugar del accidente fue su buen amigo y director comercial Bernie Ecclestone, momento del que guarda dos tristes recuerdos: una maltrecho casco y un zapato que había sido despedido a cierta distancia de la zona del accidente.
El fatal accidente ocurrió cerca de donde su héroe de juventud Wolfgang von Trips perdió la vida en 1961. En ese momento el alemán era el líder del campeonato, como sucediera con Von Trips. Pero mientras von Trips fue más tarde adelantado por su compañero de equipo de Ferrari, Phil Hill, incluso después de su muerte, nadie fue capaz de privar de Jochen Rindt, del campeonato del mundo que sin duda merecía.
Karl Jochen Rindt (Mainz, Alemania, 18 de abril de 1942) es el único campeón de la Fórmula 1 a título póstumo.
Inicios
A pesar de nacer en Alemania, la muerte de sus padres bajo las bombas aliadas le obliga a irse a Graz, donde se criaría con sus abuelos, y por ello compitió bajo bandera austriaca el resto de su vida. Su pasión por el motor comenzó muy pronto, y desde los diez años participó en diversas carreras, aunque en principio, como otros muchos grandes de la Fórmula 1 se dedicó al mundo de las dos ruedas.
Fórmulas de promoción
En 1964 se translada a Inglaterra, donde adquiere un monoplaza Brabham de Fórmula 2. A bordo de su nuevo auto consigue impresionar a todos al conseguir dos grandes resultados en sendas carreras de Reino Unido, un segundo puesto en Mallory Park y una victoria en Londres. Rindt y Brabham mantendrían un dominio absoluto en esta categoría en 1965, ya que por aquella época, los mejores pilotos de Fórmula 1 competían en F1 y F2. Su debut en la categoría reina se produjo en el equipo Rob Walker Racing Team, con chasis Brabham y motor BRM, en el Gran Premio de Austria de 1964, siendo esa su única aparición en la temporada de ese año. En 1965 se proclamó, junto con Masten Gregory, campeón de las 24 horas de Le Mans, y participó en las 500 millas de Indianapolis, aunque en la prueba americana sufrió un accidente en el que su coche acabó envuelto en llamas.
Años difíciles
Una de las cosas que más se achacan a Rindt es que nunca supo escoger el coche con el que correría, y bien la mala fortuna o su desatino a la hora de elegir equipo, hizo que, a pesar de demostrar que su pilotaje era ampliamente superior a las capacidades de su vehículo, los resultados tardaran en llegar. En su primera temporada con Cooper, con un coche muy inferior al resto, Rindt logró un cuarto puesto en Alemania y un sexto en EE.UU. Su relación con la escudería británica perduraría hasta 1967, cuando decidió volver a las raíces y fichó por el equipo Brabham, pero los viejos motores Repco 3.0 V8 ya no eran tan competitivos como en años atrás.
Llega a Lotus
A finalizar la temporada, Rindt tenía la firme decisión de abandonar el equipo. Bernie Ecclestone, por aquel entonces manager de Brabham en la F2 y buen amigo suyo, le aconsejó que si quería ganar títulos fichara por Lotus, pero que si quería permanecer vivo se quedara en Brabham. El valiente austriaco eligió la gloria, claro que a buen seguro no imaginaba que las palabras de Bernie iban tan bien encaminadas. También es cierto que Jack Brabham no podía permitirse ofrecerle el mismo sueldo que había pactado con Colin Chapman, director de Lotus. Así pues, Rindt se encontraba por fin en un equipo ganador, y en su primer año llegó la tan ansiada primera victoria en un GP, el de Estados Unidos. En la misma carrera, su compañero de equipo Graham Hill sufrió un terrible accidente en el que se rompió las dos piernas. Rind pasaba a ser entonces el primer piloto del equipo.
1970 trajo las primeras disputas entre Rindt y Chapman sobre el monoplaza a utilizar. Finalmente se impuso el criterio del piloto y se mantuvo el coche del año anterior en las primeras carreras, con el que consiguió una espectacular victoria en el Gran Premio de Mónaco. Dos carreras después entraría en escena el que para muchos es el mejor coche de Fórmula 1 de la historia, el Lotus 72C. El nuevo bólido no defraudó y Rindt consiguió cuatro victorias consecutivas, en Holanda, Francia, Gran Bretaña y Alemania. Tras los malos resultados cosechados en Austria en la siguiente carrera, Rindt quería volver al Lotus 49C, pero ante el ultimátum de Chapman finalmente continuó con el 72C para el GP de Italia. En la jornada de prácticas del GP, Rindt sufrió un duro accidente cuando se acercaba a la Parabólica. El austriaco murió al instante. Era el segundo piloto que fallecía en Lotus cuando ocupaba el lugar de líder de equipo tras el fallecimiento de Jim Clark en 1968. Los resultados en Monza daban la posibilidad a seis pilotos de alzarse con la victoria final en el campeonato, pero el triunfo de Jackie Ikcx en Canadá hacía que sólo el belga pudiera quitarle el título al Rindt. Ickx tenía que ganar las dos carreras restantes, pero sólo lo consiguió en una de ellas, por lo que el título sería por primera vez para un piloto ya fallecido.
Años en Activo | 7 (desde 1964 a 1970) | ||
Mundiales | 1 (1970) | ||
Equipos | Brabham, Cooper, Lotus | ||
Grandes Premios | 62 | ||
Victorias | 6 | ||
Podios | 13 | ||
GP en Puntos | 21 | ||
Puntos Totales | 107 | ||
Poles | 10 | ||
Vueltas Rápidas | 3 | ||
Dobles (pole y victoria) | 3 | ||
Triples (pole, vuelta rápida y victoria) | 1 | ||
Primer Gran Premio | GP de Austria de 1964 con Brabham | ||
Primera Victoria | GP de EE.UU. de 1969 con Lotus | ||
Última Victoria | Gran Premio de Alemania de 1970 | ||
Último Gran Premio | Gran Premio de Italia de 1970 |
Fuente: Wikipedia